El bulbo de la flor de azucena contiene materia grasa, almidón, dextrina, goma, insulina y ácidos gálico, jérvico, cetrático y antémico y un alcaloide “narcisina. 1 gramo de la substancia del bulbo, freso o seco tomado antes de los alimentos, por 1 o 2 días obra como expectorante en las mucosas pulmonares, además, estimula la acción de los músculos de Reisasen, provocando un efecto de nauseas. El empleo de dosis mayores a las recomendadas, provoca frecuentemente el vómito y aumenta la secreción de la saliva, origina cólicos; por lo tanto, se debe de tener mucho cuidado al ingerir esta infusión.
La preparación de la infusión de las flores de azucena es; 5 ó 6 ramos en 100 mililitros de agua, tomar en cucharaditas cada 2 horas, es recomendable en los niños menores de 7 años, como expectorante. No debe de usarse por más de 1 ó 2 días, si es necesario se repetirá su uso después de un descanso del menor.
El mismo consejo deberá seguirse en los adultos cuando se emplee la acción expectorante del bulbo de la planta. No deberá ser empleada en las señoras en estado de embarazo.