- Exploración del campo visual.
- Apertura y cierre de la pupila según la cantidad de luz.
- Modificación de la curvatura del cristalino según la distancia del objeto, de forma que este sea nítido.
Simultáneamente el ojo está enviando continuamente información al cebero a través del nervio óptico. Se calcula que mientras se está despierto, el millón de células nerviosas que forman la retina están enviando de forma continua y permanente al cerebro una cantidad de información equivalente a 100 Mb cada segundo.
Para llevar a cabo todas estas funciones tan complejas, el ojo necesita una pequeña cantidad de oxigeno y de algunas otras sustancias que se encuentran en los alimentos como:
- Vitamina A. esta es necesaria para la formación de rodopsina, el pigmento sensible a la luz que se encuentra en las células de la retina. También es necesaria para que la conjuntiva se mantenga húmeda y en buen estado.
- Carotenoides. Son colorantes que se encuentran en los vegetales. Actúan como antioxidantes y evitan la degeneración macular de la retina (La degeneración macular del ojo es una enfermedad degenerativa que afecta al centro de la retina en personas mayores de 60 años. Es la segunda causa de ceguera en los ancianos).
- Vitaminas C y E. también son antioxidantes que se encuentran casi exclusivamente en las frutas, hortalizas, frutos secos y germen de los cereales. Su carencia favorece a las cataratas y a la perdida de la visión.
La naranja es rica en carotenoides, vitamina C y otros antioxidantes que protegen la retina. Además, aporta flavonoides de acción protectora sobre los capilares, lo cual mejora la circulación sanguínea en la retina.