El Calcio nos ayuda a protegernos contra el cáncer, reduce la presión arterial alta, controla el peso, es benéfico para el sistema nervioso, para la coagulación sanguínea y para el insomnio. Los alimentos ricos en vitamina D ayudan a fijar el calcio y así fortalecer los huesos.
Las personas con intolerancia a la lactosa no pueden tomar lácteos, en este caso los derivados de la soya funcionan como sustitutos, son muy saludables y ayudan a conservar el calcio en nuestro organismo.
Según la OMS, el calcio es una de las carencias más importantes en la alimentación, junto con el hierro, vitaminas y otros micronutrientes esenciales. Es la malnutrición en su doble faceta, que afecta a países desarrollados y países en desarrollo. Los primeros por dietas muy energéticas, ricas en grasas saturadas, deficitarias en elementos esenciales como el calcio y conducentes a altos índices de obesidad; los segundos, por dietas insuficientes en proteínas y basadas fundamentalmente en cereales.
Cuando hay una deficiencia de calcio, los síntomas comunes son.
– Dolores de piernas, espalda y articulaciones.
– Palpitaciones y arritmias cardiacas.
– Dolores, entumecimiento y calambres musculares.
– En casos extremos pero frecuentes, osteoporosis, que se manifiesta por huesos frágiles y porosos, fáciles de sufrir fracturas.
– Mayor propensión a las caries dentales.
– Debilidad en las uñas, que se fracturan con mucha facilidad.
– Elevados niveles de colesterol.
– Hipertensión arterial.
– Mayor propensión a la artritis reumatoide.
– Nerviosismo, hiperactividad e irritabilidad.
Otros problemas pueden ser la mala absorción del calcio por falta de vitamina D o por una anormal secreción de hormonas regulatorias, que ocasionan el bajo nivel de calcio en la sangre.
El calcio se pierde en exceso cuando la persona es alcohólica, se toma cafeína, sal o alimentos preparados con harina blanca en exceso.
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