Se ha comprobado que las emanaciones olorosas de las hojas del eucalipto producen un efecto antiséptico y desinfectante. El eucalipto contiene un aceite esencial, un sustancia mucilaginosa de color amarillo y sales de potasio. El “eucaliptol”, que es el aceite esencial, destilado con el anhídrido fosfórico da un hidrocarburo llamado “eucaliptina”, el eucaliptol tratado con el ácido sulfúrico concentrado permite obtener la “cimena”.
El eucaliptol, posee propiedades de gran utilidad, es febrífugo y en tal forma se ha utilizado para combatir el paludismo, y aun cuando no destruye el hematozoario, los hace menos intensos, así que es usado con la quinina acorta la duración de la enfermedad.
En la bronquitis simple y en la bronquitis catarral, calmala tos, favorece la expectoración y disminuye la inflamación.
En el asma, el eucalipto obra como un sedante del sistema nervioso, atenuando el ansia, la dificultad de la respiración y evita el espasmo de los músculos que ayudan a respirar.
El uso de la infusión del eucalipto, es útil en el catarro del estómago por gastritis y aun en las enteritis infecciosas, como la fiebre tifoidea.
La forma más práctica de preparar la infusión es, colocar en 100 mililitros de agua de 3 a 4 gramos de hojas de eucalipto y colocarlos al fuego, para luego tomarlo 3 veces al día. Para preparar la tintura es colocando 10 gramos de hojas en 50 mililitros de alcohol, dejar reposar esta mezcla durante 10 días y después filtrar. Usar de 20 gotas para tomar en un poco de agua 3 veces al día.