Desde al punto de vista estrictamente nutritivo, el apio no presenta una composición llamativa, es bastante pobre en hidratos de carbono (1.9 %) y en proteínas (0.75 %) y prácticamente es nulo en grasas.
Las sustancias activas que contiene el apio hacen recomendable su consumo en los siguientes casos:
- Edemas. (retención de líquidos), cálculos renales, gota, aumento de acido úrico, artritis, gracias al efecto diurético que causan sus aceites esenciales.
- Acidez metabólica. Gracias a su riqueza en sales minerales de reacción alcalina. El apio se comporta como un autentico alcalinizante.
- Si el apio se toma en forma de caldo especialmente, tiene una acción alcalinizante y remineralizarte similar a la de la cebolla.
- Hipertensión. El apio contiene sodio en abundancia unos 87 mg/100 gr, lo cual resulta útil para la fabricación de sal de apio.
- Exceso de colesterol. En la Universidad de Singapur se demostró cómo el apio es capaz de de reducir el nivel de colesterol en la sangre.
- Diabetes. El apio contiene pequeñas cantidades de glucoquinina, una sustancia similar a la insulina, el cual disminuye el nivel de azúcar en la sangre.
- Psoriasis. El apio contiene psoralenos, sustancias que pueden producir en personas predispuestas, una sensibilización de la piel a la luz del sol.
- En caso de psoriasis, es una enfermedad de difícil tratamiento que se caracteriza por la aparición de placas rojas y escamosas en la piel.
El apio combina muy bien con la cebolla, tanto en caldo como en ensaladas, ambos productos ejercen una acción alcalinizante y eliminadora de residuos ácidos del metabolismo.
He tenido psoriasis desde hace 5 años y probado todo tipo de
métodos de curación con limitado acierto