Todas las variedades de la calabaza presentan las mismas propiedades hipotensoras, diuréticas, laxantes y preventivas del cáncer, de esta forma sus principales indicaciones son para.
- Hipertensión arterial: la calabaza contiene muy poco sodio y mucho potasio. Las dietas ricas en sodio favorecen a la hipertensión arterial, mientras que una alimentación abundante en potasio actúa como preventiva a la hipertensión y de sus consecuencias negativas (trombosis arterial o apoplejía).
- Afecciones coronarias y arteriosclerosis: los que sufren de angina de pecho o han sufrido de un infarto, no deberían dejar de consumir calabaza por lo menos tres veces por semana.
- Afecciones renales: la calabaza actúa sobre el riñón como un diurético suave, y por consecuencia la eliminación de líquidos del organismo.
- Enfermedades estomacales: la pulpa de la calabaza neutraliza la acides en el estomago. También, ejerce una acción emoliente y protectora sobre la capa interna del estomago. El consumo de la calabaza en forma de puré con leche se indica en caso de acidez estomacal, dispepsia (mala digestión), gastritis y úlcera gastroduodenal.
- Estreñimiento: la fibra soluble de la calabaza actúa como un laxante suave y no irrita el intestino.
- Prevención del cáncer: la calabaza contiene 3 sustancias de mayor acción anti-cancerígena.
- Beta-caroteno.
- Vitamina C.
- Fibra vegetal.
Las familias de la calabaza y las de las coles constituyen los alimentos los alimentos de mayor acción anti-cancerígena.